La realidad como materia de ficción

0002426053EE-1280x1920Hace unos días escribía una entrada en el blog de 140 Comunicació sobre la novela «El adversario», de Emmanuel Carrère. Es una novela magnífica en sí misma pero, desde mi punto de vista, cobra un interés añadido por estar basada en una historia real. Y es una peripecia vital tan extrema (un hombre que fingió ante todo el mundo, incluidos sus más íntimos, ser quien no era; sostuvo la farsa durante años y mató a su familia cuando intuyó que iba a ser descubierto) que confirma el dicho de que la realidad supera a la ficción.

Por lo mismo, espero leer pronto la última obra de Javier Cercas, «El impostor». Recrea la vida de Enric Marco, el hombre que hizo creer a todos, durante décadas, que era un superviviente de los campos de exterminio nazis. Cercas afirma en una entrevista en El País que la suya es «una novela sin ficción». Parece un contrasentido, pero el autor sostiene que en la novela caben muchos géneros y recursos a la vez, y que pueden usarse estrictamente hechos reales (de ahí el término «sin ficción») y seguir encuadrándose dentro del término «novela».

Le debo estar cogiendo afición a los textos que bucean en la realidad porque estoy leyendo «Catalanes todos», de Javier Pérez Andújar. El autor mezcla personajes ficticios con otros reales. Tan reales como muchos de los pasajes que retrata, algunos recogidos en las secciones de Sociedad de los diarios y revistas de la España franquista. En el prólogo a esta nueva y reciente edición (la primera apareció en 2002), Pérez Andújar dice haberse centrado en los sentimientos y vivencias de los personajes inventados «para convertir el libro en una novela o algo por el estilo».

Volvemos así a la idea de las novelas que escapan a su definición tradicional: la que las ata, bien fuerte y en exclusiva, al concepto ficción. ¿Y por qué gustan este tipo de obras? Quizás porque a menudo leemos para entender las razones de otros, y de paso las nuestras, para ver hasta dónde podemos llegar, para admirarnos u horrorizarnos con los actos de nuestros semejantes. Y qué mejor que una «novela» que trabaja con personas que ya han sido, y cosas que ya han ocurrido, para explorar esos márgenes. ¿Qué opináis?