Las veces que en casa ganamos los padres en qué vemos a la hora de cenar (normalmente hay pactos, un capítulo de Bob Esponja y después lo que quede de las noticias), Sara pone la antena. Ayer oyó ruidos de metralletas y me miró cómo diciendo «eso no es normal, ¿no?». Le dije que era un país que estaba en guerra. Su primera pregunta fue si estaba cerca de aquí. Para tranquilizarla, le dije que no, a lo que contestó «menos mal». Pero se quedó pensativa, y añadió «pero qué pena los que viven allí». Y volvió a sus principales propuestas de gobierno para cuando sea presidenta.
«Haré que se acaben las guerras», buena idea, hija. «Que los pobres tengan más dinero para que puedan comprar las cosas que necesitan», esa medida es tan buena como la anterior. Y entonces me preguntó: «¿Qué es eso que hace que no tengamos mucho dinerito?». Yo no caía en qué quería decir, y se contestó ella sola: «Ah sí, la crisis, acabaré con la crisis». Ahí su padre y yo ya le hicimos la ola.
Pero aún hubo más. La conversación derivó hacia robar, y el hecho de que no estaba bien hacerlo. Su reflexión: «Porque los pobres no roban, piden, y en cambio gente que tiene más dinero que ellos, sí roba. Eso es mucho morro». O sea, a sus 6 años ya intuye que los que más roban no son los que menos tienen. Yo le voy a votar, fijo. Su única duda para aspirar a la presidencia era dónde viven los presidentes, y si se pueden llevar a su familia con ellos (creo que no se siente lista para la emancipación). Cuando le dije que sí, que van a una casa para presidentes con toda su familia, entonces ya lo tuvo claro.
Sinceramente, creo que merece la pena apoyar su carrera política : )