Frases de niños (Lo que aprendo de Sara, IV)

Las veces que en casa ganamos los padres en qué vemos a la hora de cenar (normalmente hay pactos, un capítulo de Bob Esponja y después lo que quede de las noticias), Sara pone la antena. Ayer oyó ruidos de metralletas y me miró cómo diciendo «eso no es normal, ¿no?». Le dije que era un país que estaba en guerra. Su primera pregunta fue si estaba cerca de aquí. Para tranquilizarla, le dije que no, a lo que contestó «menos mal». Pero se quedó pensativa, y añadió «pero qué pena los que viven allí». Y volvió a sus principales propuestas de gobierno para cuando sea presidenta.

«Haré que se acaben las guerras», buena idea, hija. «Que los pobres tengan más dinero para que puedan comprar las cosas que necesitan», esa medida es tan buena como la anterior. Y entonces me preguntó: «¿Qué es eso que hace que no tengamos mucho dinerito?». Yo no caía en qué quería decir, y se contestó ella sola: «Ah sí, la crisis, acabaré con la crisis». Ahí su padre y yo ya le hicimos la ola.

Pero aún hubo más. La conversación derivó hacia robar, y el hecho de que no estaba bien hacerlo. Su reflexión: «Porque los pobres no roban, piden, y en cambio gente que tiene más dinero que ellos, sí roba. Eso es mucho morro». O sea, a sus 6 años ya intuye que los que más roban no son los que menos tienen. Yo le voy a votar, fijo. Su única duda para aspirar a la presidencia era dónde viven los presidentes, y si se pueden llevar a su familia con ellos (creo que no se siente lista para la emancipación). Cuando le dije que sí, que van a una casa para presidentes con toda su familia, entonces ya lo tuvo claro.

Sinceramente, creo que merece la pena apoyar su carrera política : )

Yo quería trabajar en El País

Cabecera de El PaísNo me hagan esto, señores de El País. Su diario ha sido siempre para mí algo más que eso. Sí, ya sé que también es una empresa, y hay unos accionistas a los que satisfacer, compromisos económicos a los que hacer frente… Pero, hasta ahora, yo lo tenía por un periódico con unos niveles de calidad, independencia y ética empresarial que, entre otros motivos, lo habían convertido en mi medio de comunicación favorito.

De hecho, si fuera posible escoger el destino profesional, yo hubiese elegido ser periodista en El País. Y ahora resulta que, si prospera el ERE que propone la dirección, van a echar a uno de cada tres profesionales de la plantilla. Sin entrar a fondo en los motivos del ERE (os dejo aquí este enlace por si queréis conocer la opinión del comité de empresa; la de la dirección se resume en que la crisis económica en general, y la de modelo de medios en particular, no les permite hacer otra cosa; en este otro link encontraréis las declaraciones de su presidente, Juan Luis Cebrián, al conocer el anuncio de una huelga en protesta por los despidos), me parece una situación muy triste.

No más que muchas similares que han ocurrido en otras empresas de distintos sectores, pensará más de uno. Sí, claro, los dramas personales son siempre los mismos cuando llega la hora de enfrentarse al paro. Pero que cierre un periódico, y más uno tan emblemático, me parece una pérdida agravada. De libertad, de pluralidad, de derecho (y necesidad) a la información…

Supongo que cuando se concreten los despidos El País intentará convencernos de que eso no va a bajar la calidad del diario. No lo veo posible, por más buena voluntad (y horas) que le echen los profesionales que se libren del recorte. Pero además, mantener algo así significa un tremendo menosprecio a la labor realizada hasta entonces por los 149 (nada más y nada menos) trabajadores a los que proponen despedir. Un respeto para ellos y también para sus lectores.