Los niños sacan sus propias conclusiones sobre los temas fundamentales de la existencia: nacimientos, muerte, relaciones padres-hijos… Estas son algunas de las que mi hija Sara ha extraído en los últimos dos años (ahora tiene 9):
- «Me gusta la vida»: Vemos «El vuelo», la escena en el hospital donde se encuentran por primera vez el protagonista y la chica con la que luego tiene un romance. Un paciente con cáncer les hace ver que quizás sea cosa del destino que se hayan conocido. Sara me mira y le digo «Se necesitan. A veces pasa, que dos personas que se necesitan se encuentran». Su repuesta: «¡Pues qué bien! Me gusta la vida, menos lo de morirse…».
- Alimentación en el útero materno: No recuerdo de qué estábamos hablando, pero mi hija (que sabe que los bebés en el vientre de la madre se alimentan a través del cordón umbilical) emite su veredicto sobre la alimentación prenatal: «Qué asco, ¡los bebés en la barriga comemos roña del ombligo!».
- Descendemos de los pájaros: Siguiendo con el tema alimentación de bebés, otra conclusión sorprendente. Esta lanza una auténtica teoría de la evolución: «En realidad, más que de los monos, venimos de los pájaros, porque comemos como los pájaros pequeños: comida masticada por sus madres».
- Ambición formativa: Sara se queja de que su padre, según ella, se equivocó el otro día en el tema que tenía que estudiar. Y su padre le dice que no se queje «que si yo no te ayudara…» y la niña contesta «si tú no me ayudaras ya estaría en Harvard».
- Diplomacia: Tras una primera negativa rotunda, la convenzo de que se ponga ya el pijama (firmeza y amenaza de castigo mediante). Acepta pero me pide que sea su padre quien se lo solicite y, así sea él quien se cuelgue la medalla. ¿Por qué? «Porque él me lo ha pedido primero y no le he hecho caso. Si ahora a ti sí te lo hago, se sentirá mal». Me quito el sombrero ante Sara.