Libro del concurso de relatos TMB 2014

Captura de pantalla 2015-04-02 a las 23.35.26Hoy me he llevado una agradable sorpresa: en la web de TMB que promociona la nueva edición de su concurso de relatos online, han colgado un libro con los relatos ganadores y finalistas de la anterior edición. Y ahí están los dos con los que participé: Mi relación más larga (en la categoría de relato libre, pg. 18 del libro) y Conflictes de parella (categoría Sant Jordi Tweet, pg. 33).

Os dejo el enlace al pdf por si queréis leer mis cuentos o los de alguno de los otros participantes. Y la información para participar en la nueva edición la encontraréis aquí. ¡Feliz lectura!

Reto literario

Ocho desconocidos, con la excepción de habernos cruzado en algún momento en un taller de escritura, hemos compartido un difícil reto: escribir un relato conjunto en una semana. A parte del resultado -que cada lector juzgará según sus gustos y preferencias -la experiencia ha sido buena y enriquecedora. No ha sido fácil, y menos en tan poco tiempo, ponerse de acuerdo en unos mínimos requisitos que dieran unidad a todo el conjunto: un escenario común (un centro comercial y las fuentes de Monjuïc), un mensaje positivo, de superación, en todas las historias y cruces de personajes en todos los relatos. Pero lo hemos hecho. Con Presentación reto literario FNAC La Maquinista Sant Jordi 2013diálogo, votaciones, cesiones… A partir de ahí cada uno ha escrito lo que le ha apetecido: hay relatos de aventuras, románticos, más introspectivos, más o menos centrados en la actualidad… Si os apetece leerlos, los podéis encontrar en el blog de FNAC La Maquinista. Agradecer a FNAC la oportunidad que nos dio de presentar el resultado este Sant Jordi. Gracias también a Belén Carmona, la estupenda escritora que nos guió en este proyecto. Y, por supuesto, a todos los compañeros de reto: Daniel Tejado, María José Cutillas, Mari Marín, Nuria Caparrós, Manuel Alonso, Mark Olsson y Concepción Andrés.

Este año para Sant Jordi, José Luis Sampedro

José Luis SampedroEl escritor que más me habría gustado que me firmase un libro en Sant Jordi, José Luis Sampedro, falleció hace unos días (para disgusto de muchos que le admirábamos: ya fuera en su faceta de novelista, en la de economista o, simplemente, como persona). Muchos jóvenes lo han descubierto a raíz de su posicionamiento a favor de movimientos como el 15M y de la movilización y concienciación de los ciudadanos. A estos últimos, recomendarles que, además de leer sus ensayos o libros de economía, no dejen pasar sus libros de ficción.

Recuedo la impresión que me causó La vieja sirena. Además de la belleza de la historia, sus reflexiones sobre el amor, el erotismo, las relaciones de amistad, de pareja… Aún recuerdo algunas de ellas como si lo hubiese leído ayer. La sonrisa etrusca es una pequeña joya que repiensa la vida, la vejez, el amor a una edad avanzada… El amante lesbiano lo escribió, si no recuerdo mal, pasados los 80 años. Y es un texto con mucho riesgo, muy expuesto por el tema, por la forma de abordarlo. Claro que, bien pensado, cuando uno llega a esa etapa de su vida, si ha andado bien el camino, te la debe traer al pairo lo que piensen de ti los demás. Debe ser una de las pocas ventajas de envejecer: el saber calibrar, por fin, en qué batallas conviene meterse en cuáles no.

También me he leído El río que nos lleva y estoy ahora con Monte Sinaí. Me quedan, por tanto, algunas obras suyas que leer. Así que, pasando mucho de si son o no novedades, este Sant Jordi le haré mi pequeño homenaje comprando libros suyos. Empezaré por La vieja sirena, que tomé prestado de la biblioteca hace milenios y siempre he querido tenerlo en casa. José Luis, por aquí abajo, te echaremos de menos.

Almudena Grandes: Perdóname tú a mí

La autora Almudena GrandesHoy Almudena Grandes me ha pedido perdón. Era una disculpa no exenta de guasa y, las dos lo sabíamos, innecesaria. Que tu escritora preferida te firme un libro en Sant Jordi, en Barcelona, y charle contigo un par de minutos es un lujo. El ‘perdona’ de Almudena ha venido tras mi cara de decepción cuando me ha dicho que tardará unos dos años (¡!) en publicar su próximo libro. Me ha explicado que, de otro modo, pasaría demasiado tiempo entre la edición del próximo y el siguiente, y otras consideraciones en las que, seguro, tiene toda la razón. Pero para alguien que como yo devora sus novelas, un paréntesis de 730 días es mucho tiempo.

Ya me pasó con Inés y la alegría: la llegada de El lector de Julio Verne se me hizo eterna. Almudena, lo que quizá no sabes es que dejas huérfanos a un montón de lectores. No es que mientras no encontremos madres y padres literarios sustitutos. Los hay muy buenos. Ahora mismo, estoy disfrutando con Freedom, de Jonathan Franzen. Y tengo a la espera Lo que sé de los vampiros, de Francisco Casavella, y quiero retomar a Calders y a Montserrat Roig, volver a Jaume Fuster, seguir descubriendo autores estadounidenses, como la ganadora de un Pulitzer Jennifer Egan… Pero la sintonía que cada uno siente que tiene con su escritor favorito es única e insustituible. A mí me pasa con ella, qué le vamos a hacer.

Por supuesto, no le he explicado nada de eso, no había tiempo. Tampoco me hubiera atrevido a agobiarla en una jornada tan feliz, también tan dura, para los autores como la de las firmas del Día del Libro. Almudena, perdóname túj a mí por mi impaciencia. Buscaré a otros para sobrellevar la espera. Siempre me quedará tu colaboración dominical en El País. Ay…

Pobres mitómanos, pobres escritores

Este Sant Jordi me estrené como cazadedicatorias en las Ramblas. Fue un estreno modesto, pero intenso. Hice cola (¿cola? Más bien era una masa informe de gente,
en un espacio demasiado pequeño para tanto fan) para que Javier Marías me firmase su último libro: Los enamoramientos. Estuve como hora y media apretujada, con instantes de desfallecimiento en los que llegué a pensar que nunca alcanzaría a ver la mesa de firmas.
Creo que el grandísimo Marías estaba casi tan incómodo como yo. ¿Qué se le puede decir a un escritor que ha estampado ya 50 firmas (more or less) y tiene al menos 100 más por escribir? ¿Que te encanta su libro, que aún no has leído? ¿Que le admiras (es obvio, si no, no estarías allí)? Y él, ¿qué te puede decir él a ti?
Para romper el hielo, le comenté que seguía desde siempre sus artículos en El País. No creo que me escuchara. Eso sí, es justo explicar que tuvo la sensibilidad de preguntarme si quería que me lo dedicara como Carmen o como Carme. La dedicatoria, estándar imagino: «Para Carmen, y que lleve ojo con quien la
enamore». Tomo nota, Marías.
Es una situación soñada por todo aquel que escribe. Gente que te admira, que da valor a tus palabras. Pero también rara, forzada… Y eso en el caso de quienes se convierten en los campeones de las firmas ese día. Al lado estaba Rosa Montero, otra buena escritora, a mi entender. Pero este año Marías era un compañero de mesa muy fuerte, un peso pesado para todos los que veníamos de leer su tremenda trilogía «Tu
rostro mañana». Así que Javier gastaba juego de muñeca y Rosa tenía algunos intervalos que se le debían hacer eternos por comparación.
En fin, que Sant Jordi es un día duro para los lectores (por los achuchones, sobre todo) y para los escritores. Y aún así, quien pudiera sentarse un día en una de esas mesas.
Soñar es gratis. Y hermoso.

PTA. Esta entrada la publiqué originalmente el pasado 3 de mayo en mi anterior blog, vadeletras, al que le he perdido la pista (ya no puedo acceder a él). La replico aquí.

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