Pocas obras de teatro he visto que reflejen tan bien como «L’espera», de Remo Binosi, qué es y qué puede llevar a hacer lo que denominamos amor de madre. Además, La espera habla del motor que el amor, en general, supone en la vida de las personas. Como puede cambiarlo todo.
En la obra del autor italiano, ambientada en el siglo XVIII, tres mujeres muy distintas, dos de ellas embarazadas, se ven obligadas a compartir un encierro de varios meses, mientras aguardan a que la de clase social alta (una joven condesa) dé a luz a un hijo ilegítimo (de ahí su reclusión, para no frustar su boda con un duque). La acompañan una joven criada encinta y el aya de la condesa, una mujer mayor resignada (qué remedio) a su condición y a la vida solitaria que le ha tocado en suerte.
Las dos mujeres jóvenes, que al principio ni siquiera se respetan (se malsoportan) acaban enamorándose, y compartiendo el amor por los hijos que esperan, aunque ninguno de ellos ha sido buscado. No desvelaré más, porque ojalá mucha gente vea aún esta magnífica obra (maravillosas las tres actrices, Marta Marco, Isabel Rocatti y Clara Segura, y estupendo el trabajo de dirección de Juan Carlos Martel). Sólo añadir que hay pasión, entrega, traición… Y que me ha sorprendido leer que el autor (fallecido hace unos años, con poco más de 50) la escribió mientras su esposa estaba embarazada. Remueve tantas cosas este drama que yo creo que habría estado tocando madera continuamente para conjurar el mal fario si hubiese creado una historia así durante mi propia espera. Aunque quizá al escribir también hizo eso: alejar los miedos (que todos tenemos en un momento así) de su vida real y traspasárselos a sus criaturas de ficción. Por cierto, he ido a ver la obra al Teatre Sagarra con mi madre. Espero que mi hija también me considere buena compañera de platea dentro de unos años.