Nelson Mandela, invictus: Soy el amo de mi destino

Nelson-MandelaNo he sabido de la muerte de Nelson Mandela hasta que he visto hoy la portada de El País. Mi hija me ha preguntado quién era ese señor del que su padre y yo lamentábamos la muerte. Le he dicho lo primero que me ha venido a la cabeza: que había muerto uno de los hombres más buenos del mundo.

Más allá de sus innegables méritos políticos y humanitarios (la lucha contra el apartheid, por los derechos humanos), siempre me ha sorprendido su historia personal, su capacidad de soportar lo insoportable. Y, sobre todo, su capacidad de perdón. Pero no únicamente eso. Si fuera así, sólo (es un decir…) sería un hombre resiliente y bueno. Además era listo. Supo utilizar su ejemplo y su padecimiento con inteligencia, alejando la ira (que sería muy comprensible que hubiera sentido, y que quizá sintió) hacia quienes le mantuvieron en la cárcel durante 27 años, y utilizando el perdón como un arma práctica que llevó a la reconciliación de su país, Sudáfrica.

Es magnífico que haya ejemplos que callen la boca a quienes asimilian bueno=tonto, o que únicamente vale la pena buscar el bienestar personal, olvidándose de trabajar por el bien común. La muerte de Mandela (o Madiba) ha vuelto a poner en circulación el poema Invictus (que dio nombre a la película de Clint Eastwood, basada a su vez en el libro El factor humano, del periodista John Carlin).

El poema fue escrito en 1875 por el poeta inglés William Ernest Henley (1849–1903). Y no fue un mero ejercicio estético. Era una expresión de su actitud ante las dificultades de la vida. Henley sufrió tuberculosis de niño, tuvo que pasar un año postrado y tuvieron que amputarle una pierna a raíz de la enfermedad. No se hundió, no dejó de hacer cosas. De hecho, él inspiró a su amigo Robert Louis Stevenson el inolvidable personaje de Long John Silver en «La Isla del Tesoro». A continuación tenéis un fragmento de Invictus donde Morgan Freeman, en su papel de Nelson Mandela, recita el poema que le ayudó a soportar 27 años de cautiverio. Debajo os lo dejo escrito en su versión original y traducido al español.

Ahora el poema completo, pero antes el último verso. Una vez que lo has escuchado, es casi imposible olvidarlo. Más difícil es aplicárselo, pero vale la pena:

«(…) Soy el amo de mi destino:

Soy el capitán de mi alma».

INVICTUS (español)

Fuera de la noche que me cubre,

Negra como el abismo de polo a polo,

Agradezco a cualquier dios que pudiera existir

Por mi alma inconquistable.

En las feroces garras de la circunstancia

Ni he gemido ni he gritado.

Bajo los golpes del azar

Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas

Es inminente el Horror de la sombra,

Y sin embargo la amenaza de los años

Me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta,

Cuán cargada de castigos la sentencia.

Soy el amo de mi destino:

Soy el capitán de mi alma.

INVICTUS (inglés)

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.

19 comentarios en “Nelson Mandela, invictus: Soy el amo de mi destino

    • Qué pena que haya tan pocas personas tan excepcionales como este hombre. Claro que si hubiera más, la excepción se convertiría en regla… Gracias por comentar, Conchita. ¡Y muchos recuerdos!

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    • Sí que lo era. Si al menos una de cada 100 personas en el mundo actuara como Mandela, este planeta sería diferente. Y la vida del autor del poema, por lo que he leído, también fue ejemplar. ¡Gracias por comentar!

  2. Pingback: Invictus | Galicia Poética "antolloloxía"

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