Cuando era pequeña me preguntaba de dónde me vendría la afición por leer y escribir. En mi casa no había casi libros, hasta que yo empecé a pedirlos como regalo de cumpleaños y de Reyes. Mis padres siempre me animaron a leer, pero ellos no solían hacerlo. Ninguno de los dos completó los estudios primarios, mi madre creo que fue al colegio hasta los 12 años más o menos, y mi padre, que trabajaba desde los 7, ni siquiera fue a la escuela, le dio clases un vecino durante una hora al día durante un par de años. Aprendió las cuatro reglas, a leer y a escribir y algo de cultura general.
Ahora que están jubilados, mi padre, Manuel, enlaza un curso de informática con otro, y se lo pasa bomba haciendo power points y pequeños escritos en su Facebook, donde tiene auténticas admiradoras de su forma de expresarse (varias de ellas, amigas mías). Así que he descubierto que el gusto por contar historias lo he debido heredar de él. Hoy hemos celebrado su 70 cumpleaños y, como el Facebook se le quedaba corto, le hemos creado un blog. Hemos subido dos de sus textos y en breve, en cuanto le dé una clase práctica, empezará a subir nuevas historias.
Así que, desde ahora, mi bitacora favorita tiene nombre propio: https://manuelbecerravivencias.wordpress.com/